Al hablar de la luna es difícil encerrar el concepto de sus
virtudes en una sola palabra. Por definición y concepto general, la luna está
siempre asociada a las traiciones, las dobles caras, la locura, el delirio y la
exaltación de la percepción del entorno o situación. Súper cerrada y limitadora
en el plano mental, la luna nos habla de temores pasados y traiciones futuras.
Cómo entonces, podemos bajo estas condiciones encontrar una
virtud, cuando nos habla tan claramente de cosas que no son reales, de
ilusiones, mentiras y de un claro juego de luces y sombras. Al igual que con la
torre, es difícil ver más allá de las primeras y oscuras impresiones que este
arcano nos muestra. Pero se puede y
vamos a demostrarlo nombrando algunas de las características más positivas, que
si bien pocas personas las tendrán en cuenta realmente, existen.
Para empezar la luna es facética, eso nos aporta la energía
del arcano y su capacidad de cambiar sin importar que tan grave y permanente
parezca la actual situación. Asociada a los misterios femeninos tanto como a
los esotéricos, cuando la luna se deja ver nos habla de concepción, ya sea de
un hijo, idea o concepto y su consabido crecimiento y desarrollo en el plano
material. Por otra parte cuando la luna nos habla de desilusión, nos deja
entender que no estamos percibiendo la verdadera realidad de las cosas en su
totalidad.
Es aquí donde comenzamos a formar una idea de cuál es el
regalo que nos deja la luna y, podemos encontrarlo en forma de certeza. Con la
luna podemos tener la certeza que lo que estamos viviendo, ni es permanente, ni
es para nada lo que parece. Entonces, la luna nos está invitando a no tomar decisiones
apresuradas, basadas en cómo estamos viendo o viviendo las situaciones
actuales, hay que esperar a la luz del día. Lo mismo aplica a situaciones
buenas que malas, puesto que la luna nos muestra la realidad del efecto de humo
y espejos; más que la realidad clara y a simple vista.
Lucia del Mar
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