Como tarotistas tenemos una obligación profesional de decir
al consultante lo que sale en el tarot, cualquiera sea la respuesta que arrojen
las cartas, es necesario que el consultante reciba la información en su
totalidad. Sin embargo, siendo tarotistas, debemos ser un poco psicólogos, un
poco empáticos y un poco terapeutas. Por tanto hasta qué punto y donde
dibujaremos la línea entre lo que dice el tarot y lo que necesita saber el
consultante, en que momento la información es más de lo que un consultante está
preparado para soportar o entender, y en qué situación es lugar del tarotista
decidir lo que dirá.
Como profesionales del tarot seremos responsables de
nuestras palabras por el peso y efecto que éstas podrían llegar a tener sobre
la conciencia de la persona que consulta, entonces como podemos manejar esta situación?
Tomándonos ciertas atribuciones o licencias permitidas a nosotros como
profesionales que somos, cuyo único fin es un bien mayor para el consultante.